Reflexiones sobre la repolarización en los medios
de comunicación nicaragüenses
Por: alumnas del V año de Filología y Comunicación
Rosa Amanda Mairena Uriarte
Norely Natalia del Socorro Areas Esquivel
Alexa Tamara Tercero López
Polarización es el proceso por el cual en un conjunto originariamente indiferenciado se establecen características o rasgos distintivos que determinan la aparición en él de dos o más zonas mutuamente excluyentes, llamadas polos.
El concepto de polarización es de origen cristiano, según esta ideología la sociedad se divide en dos grupos: los buenos y los malos. Por lo general, los “buenos” son los que gobiernan y dirigen a la sociedad, es decir, los que ostentan el poder, y los malos los que se oponen a ellos.
Por otro lado, en política se define polarización como el proceso por el cual la opinión pública se divide, yéndose hacia los extremos. También, la polarización se refiere a las facciones extremas de un partido político que ganan espacio o apoyo dentro del mismo. En cualquiera de los casos, como consecuencia, las voces moderadas pierden poder e influencia.
Por su parte la repolarización es entendida como el resultado de los diversos procesos antagónicos que protagonizan, principalmente, los dueños de los medios de comunicación en nuestro país, al no ponerse de acuerdo ni poner en funcionamiento normas “éticas”, un ejemplo de esto es Ley de Acceso a la Información Pública, ya que los profesionales de la comunicación no hacen uso eficiente de esa ley y se prestan al juego de los funcionarios públicos, negándonos información vital acerca de la administración de nuestros impuestos.
La falta de estructuración en cuanto a la jerarquía del poder en las telecomunicaciones tiene como principal efecto el desorden social, ya que si los medios desinforman ¿qué pasará con nuestro país? Es decir, todo lo que suceda en Nicaragua y sea socialmente trascendente, porque repercute en el desarrollo y estabilidad de los nicaragüenses, debe ser transmitido a los ciudadanos, sea información del Estado o no, es decir, la labor del periodista no debe de estar mediada por intereses de ningún tipo y deben de limitarse a cumplir con su oficio: informar sea lo que sea de manera veraz. Sólo de esta manera se logrará que la población tenga criterio propio, y éste es un principio básico de la comunicación, pues, para los intereses de las clases dominantes, no hay gente más manipulable que la desinformada.
Del mismo modo, esta anarquía mediática no favorece en nada a la conformación de valores, que se deben cultivar para mejorar el nivel cognitivo de la información que se transmite a través de los medios de comunicación a las masas. Asimismo, Foucault en su ensayo Vigilar y castigar (1975), se preguntaba si el encarcelamiento es un castigo más humano que la tortura, y también estudió la forma en que la sociedad ordena y controla a los individuos adiestrando sus cuerpos; por ejemplo, un entrenamiento básico puede disciplinar y preparar a una persona para ser un soldado; este planteamiento puede ser interpretado como el papel que actualmente han asumido los medios de comunicación, manipular mentes, estados de opinión y generar anarquía social, además la persuasión que hagan, según el nivel de intereses, puede tener graves repercusiones en las estructuras sociales y lograr en las masas la conducta deseada.
Por otro lado, estas oposiciones de poder originan el sesgo mediático o informativo, entendido como la tendencia real o supuesta de los medios de masas a presentar determinadas noticias y elegir las que van a informar de manera poco equilibrada. Por ende, se comprende que toda agenda mediática está sesgada por determinada ideología. En esencia, el sesgo mediático se refiere a una forma leve de propagandismo, a veces extrema, por parte de determinados medios informativos, sea en contra o a favor del gobierno en turno, porque aunque se presente un aspecto negativo del gobierno esto constituye un foco de atención para la población y crea propaganda porque da de qué hablar a las dos caras de la moneda, los detractores y los seguidores. ¿Se genera violencia gracias a los medios? Sí, así es, que más ejemplo que los disturbios postelectorales en las municipales del año pasado, donde los dos bandos buscaban la verdad y a la misma vez se proclamaban como los dueños de la razón. ¿Cómo nos enteramos de las discrepancias que traspasan el umbral de la violencia? Simple y sencillamente observando la forma explícita de presentar la noticia con sesgos que reflejaban lo que deseaban que se reflejara.
Siguiendo el tema referido al sesgo informativo, se puede hablar de que existen diferentes tipos de sesgos mediáticos, entre éstos: el sesgo étnico, favorable al nacionalismo o al regionalismo; el sesgo empresarial, reflejado en anuncios, campañas políticas e informaciones de determinados asuntos con el fin de favorecer los intereses de los empresarios; sesgo social, que evidencia divisiones sociales y de clase en el contexto de un informe, o un sesgo general a favor de una determinada clase socioeconómica (normalmente la clase adinerada); y sesgo político, que es un sesgo a favor de una postura política o de un partido político.
Desde luego, se comprende que los sesgos mediáticos no son una cuestión contemporánea, pues tienen una larga historia en los medios de masas. Sólo en tiempos recientes las nociones de punto de vista neutral e información equilibrada han constituido o, mejor dicho, han pretendido ser una parte integral del periodismo. Incluso, hoy en día, los periodistas que aseguran ser o son percibidos como los más objetivos no pueden evitar del todo los sesgos de uno u otro tipo, puesto que la imparcialidad es una utopía.
Este sesgo mediático se percibe claramente en Nicaragua, ya que el periodismo actual está degradado, pues no hay legislaciones que regulen el contenido que es difundido por los diferentes medios y tampoco hay periodistas que se atrevan a romper el silencio y denunciar las ataduras de las cuales son víctimas en sus centros de labores aunque por otro lado, otros profesionales de la comunicación se han acoplado a este sistema y ahora se unen al maniqueísmo violento de sus patrones, referido a la ambivalencia de los intereses.
Esto se reafirma por la falta de oportunidades y la desigualdad entre hombres y mujeres que obliga, en muchos casos, a estos profesionales de la comunicación a someterse a la ideología del medio y muchos de estos se involucran tanto en el ámbito político que olvidan el lado humanístico que los llevó a elegir esta profesión, además por los beneficios económicos que esto trae.
Hay que señalar que existen muchas corrientes que aluden a este fenómeno de la repolarización desde diversos ángulos, las cuales han propiciado diversos enfoques de este término, los cuales van desde el ámbito social hasta los niveles de comunicación social.
Desde el punto de vista social, la polarización consiste en la lucha de clases, un concepto o una teoría clasista proveniente del marxismo, que intenta explicar la existencia de conflictos sociales como el resultado de un supuesto conflicto central o antagonismo inherente entre los intereses de diferentes clases sociales, es decir, los ricos versus los pobres, o en su defecto los que le han quitado las oportunidades de avance a los más desposeídos. En términos populares y muy generales, adaptándonos a la realidad nicaragüense éstos serían: los oligarcas y el pueblo.
Este concepto de “lucha de clases” fue introducido a la vida política moderna por el influyente sociólogo alemán -considerado conservador- Lorenz von Stein, para el cual la lucha de clases se deriva de la división de la sociedad producida por la aparición de clases, lo que ocasiona que los individuos busquen acceder al poder político a fin de favorecer sus intereses tanto sociales como económicos y políticos. En su visión, esa lucha de clases da origen a los movimientos sociales, a través de los cuales, en sus palabras, las "clases bajas" buscan "ascender" socialmente.[
Según Karl Marx la lucha entre las clases sociales es el motor de la historia. Es decir, que el conflicto entre clases sociales ha sido la base sobre la que se produjeron los hechos que dan forma a las sociedades y conforman su historia. Esta lucha se da entre dos clases sociales antagónicas características de cada modo de producción. Es importante destacar que éste se marca como el principio de las revoluciones sociales, además da paso a procesos de repolarización, donde la lucha de clases no será el motor que los impulse, sino que se convertirá en una excusa para renovar los sistemas políticos, económicos, sociales y hasta culturales de las naciones a conveniencia de los más poderosos.
Por su parte, Descartes, el padre de la epistemología, con su célebre frase “pienso, luego existo” marcó el punto de partida que lo llevó a investigar las bases del conocimiento. Basándonos en Descartes, se puede decir que en la comunicación para llegar a la verdad o a una aproximación de la verdad, pues ésta es relativa, es necesario que siempre exista la duda, por eso, principalmente en el periodismo, debe haber una búsqueda exhaustiva del génesis de los acontecimientos, cualquiera que sea su naturaleza, aunque signifique un esfuerzo extra, ya que sólo así podrán ser comprendidos.
Por otro lado, se sabe que el pensamiento filosófico de Hume estuvo profundamente influido por las teorías de John Locke y George Berkeley. Al igual que este último, Hume diferenciaba entre la razón y los sentidos. Pero él fue más allá e intentó probar que la razón y los juicios racionales son tan sólo asociaciones habituales con diferentes sensaciones o experiencias, demostrando así un escepticismo que parte del contexto. La razón no se desliga de las experiencias y las experiencias están íntimamente relacionadas con las cosmovisiones y éstas son parte de las ideologías.
Frente a cualquier situación, existen distintos puntos de vista, por ello, según el catedrático Freddy Quezada, en el ejercicio del periodismo se debe contraponer el propio pensamiento frente al de los opositores y el de aquellas personas que pueden coincidir con nuestra ideología. Es decir, un comunicador debe ser crítico, eso es la base del conocimiento, porque no se puede ser un borrego que crea a ciegas todo lo que se le dice, sino que se debe tener convicciones y enfrentarlas a nuestra realidad, es decir, a lo que percibimos.
Pero en Nicaragua ¿Realmente eso sucede? Difícilmente, puesto que los periodistas en muchas ocasiones cumplen con los lineamientos “éticos” del medio para el cual trabajan, pero, ¿es el de ellos? posiblemente no, la principal excusa en muchas ocasiones es el enfoque del medio, ese es el disfraz que emplean los propietarios de los medios de comunicación masivos.
Por otra parte, constantemente en el periodismo se habla de la imparcialidad y de la objetividad como bases para un periodismo profesional. Sin embargo ese plantea, ¿Existe la objetividad? No. Según el catedrático Freddy Quezada “lo que hay en las sociedades son intersubjetividades que se imponen unas a otras, según el poder del que nos narra las historias”.
Según otras ideologías, como el anarquismo y el liberalismo libertario, aquellas clases que detentan el poder político o poder público son las clases dirigentes en torno a las cuales se forman los privilegios plutocráticos, gerentocráticos y burocráticos en general. []En estas teorías el Estado es un hecho político, basado en la coacción, donde existe un grupo que por medio de la conquista institucionaliza la violencia sobre los grupos conquistados.[] Este es el fundamento de la teoría de la conquista, una teoría socio-política que surge como respuesta a la teoría marxista de la lucha de clases.
En Nicaragua las personas que se manejan o quieren estar dentro de los partidos políticos no concuerdan con la ideología de las bases, sin embargo, se van al extremo porque se someten a los lineamientos para obtener un bien común sin importarles los valores morales y la crítica de la sociedad.
El comunicador está en medio de una controversia, para algunos, según la postura ideológica, es un héroe, para otros es un villano. Sin embargo, Nicaragua cuenta con un marco jurídico que garantiza a la ciudadanía a través de la Constitución Política de Nicaragua el derecho de las y los nicaragüenses a la información veraz. Este derecho comprende la libertad de todo individuo para buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea de forma oral, escrita, gráfica o de cualquier otra manera que elija y de esta manera dejar de buscar héroes o villanos, sino profesionales de la información.
Para mayor referencia, el día 22 de junio de 2007 La Gaceta publicó la Ley n.º 621, Ley de Acceso a la Información Pública, que tiene por objeto normar, garantizar y promover el ejercicio del derecho de acceso a la información pública existente en los documentos, archivos y bases de datos de las entidades o instituciones públicas, las sociedades mixtas y las subvencionadas por el Estado, así como las entidades privadas que administren, manejen o reciban recursos públicos, beneficios fiscales u otros beneficios, concesiones o ventajas.
No obstante, en Nicaragua se vive una situación de secretismo. De acuerdo con la periodista Lourdes Arróliga, en el gobierno actual “la práctica de una estrategia de comunicación basada en el secretismo, y en la divulgación de información “incontaminada” en los medios oficialistas, reflejan el incumplimiento de la declaración de Chapultepec, de la cual Ortega es firmante”. El gobierno hace un manejo altamente sigiloso de la información, incluso se ha llegado al extremo de hacer prohibiciones explícitamente para que ciertos periodistas, los que se oponen o critican el régimen, no tengan acceso a informaciones de las instituciones del Estado, aunque sea un derecho.
Lo anterior se corrobora con cifras presentadas por la Fundación Violeta de Chamorro, en las que se detalla que de 24 solicitudes de acceso a la información presentadas por periodistas, de enero a septiembre de 2008, sólo el 12.5% fueron atendidas en tiempo y forma y similar porcentaje concluyó en denegatoria. Por su parte un 33% no tuvo respuesta alguna y 21% concluyó con una entrega parcial de la información.
De igual manera, muchas de las solicitudes básicas de información que hacen los hombres y mujeres de prensa opositores a gobierno, son ignoradas y duermen el sueño de los justos. Además, se excluye de eventos oficiales a ciertos medios de comunicación. Asimismo, no hay una distribución equitativa de la propaganda y publicidad del gobierno. Esta se utiliza como forma de castigo para castigar o para privilegiar a ciertos mass media, influyendo en sus decisiones editoriales y políticas informativas, aunque también se deben de analizar las causas de por qué el gobierno toma esas medidas, asimismo se debe tener en cuenta el “interés” que tenga verdaderamente el periodista, porque de igual forma esta es una manera de “torear” y crear confrontaciones.
Por su parte, siguiendo lo planteado en el Estado de la libertad de expresión en Nicaragua (2007-2008), los medios de comunicación “oficialistas” se han convertido en escenarios por donde desfilan rutinariamente las figuras en altos cargos del gobierno y del partido sandinista, con el único propósito de solidificar el poder rojinegro. Asimismo, según la nota periodística de Arlen Cerda sobre los resultados del Observatorio de Medios de Comunicación de manera descarada, no sólo asumen actitudes de agitación y propaganda a favor de determinado partido o candidato, también cierran las puertas a quienes no comulgan, lanzando muchas veces una carga de adjetivos para desacreditarlos y descalificarlos
También, los medios afines al gobierno enfatizan en sus discursos que el gobierno orteguista es víctima de una conspiración internacional ejecutada por distintos actores locales, entre éstos medios de comunicación “de la oligarquía” y sus periodistas, para desprestigiar su imagen y dañar la figura del mandatario.
Del mismo modo en la Constitución Política se contempla el derecho a la libertad de expresión. Sin embargo, el cierre de algunos espacios que promueven el debate, como el que tenía Jaime Arellano en los canales de televisión 10 y 2 posteriormente, se ha visto como muestra de la intolerancia del gobierno de Ortega a las críticas y un claro bosaleo a la libertad de expresión, porque aunque fueran ciertos o no algunos de los señalamientos de este periodista, el gobierno no tenía por qué censurarlo, a como reza el adagio popular “el que nada debe nada teme” y no debieron quitarle su espacio de opinión. Paradójicamente el perfil del programa de Arellano se convirtió en la bandera de los medios sandinistas, ya que copiaron el formato de odio, ataque y provocaciones, que ellos percibían de él.
Siguiendo algunas de las reflexiones de Guillermo Rothschuh Villanueva se puede decir que los pocos espacios para abordar la política en los medios de comunicación, lejos de ser una tribuna para promover el debate, se convierten en trincheras políticas, donde se alienta y propicia el monólogo, es decir, se olvidan del principio de la pluralidad que es el punto epistémico de la comunicación.
En síntesis, algunos medios sólo sirven para difundir las políticas de Gobierno, puesto que no hay un papel crítico y no se cumple con la función de fiscalización del Estado. También, se debe de reflexionar acerca del papel del gobierno ya que no debe ser organizador ni promotor de la intolerancia, la intimidación y campañas de agresión en contra de periodistas, medios de comunicación y personas consideradas opositoras ni viceversa.
Finalmente, encontramos que una de las consecuencias de la repolarización en los medios de comunicación es que impide el desarrollo del periodismo investigativo. Además, con la repolarización lo que se pierde es la veracidad de la información y por tanto, la credibilidad del medio y del periodista. Entonces, ya se sabe por medio de este fenómeno social cuál debe ser el papel de los comunicadores en este mundo globalizado y politizado, donde se deben aprovechar los recursos y no someterse a ellos.
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